
Hoy, veintiséis de septiembre de 2021, se clausura la feria de Libro de Madrid y me gustaría compartir con vosotr@s lo que ha significado para mí descubrir los entresijos de un entramado literario de estas dimensiones.
Dos pensamientos no cesan de repetirse en mi mente: “lo he conseguido”, “no puedo creerlo”... Me siento incapaz de decidir a cuál le doy más importancia. Pero si he de ser sincero, me encantan los dos.
Han pasado únicamente dos meses desde que Salgadum fue publicada. Exactamente sesenta días desde aquella presentación que me hizo viajar a otro mundo del que todavía no he salido ni quiero salir ya nunca más.
Ocho semanas hace que pronuncié mi primer discurso en una presentación literaria.
Y, ahora, casi sin darme cuenta, he conseguido dar un gran paso en mi vida como escritor. Puedo afirmar que he formado parte de La Feria del Libro de Madrid 2021.
Reconozco que nunca había estado en un evento de estas características porque lo que vieron mis ojos desde el quince al diecinueve de septiembre, en el parque del Retiro, supera todo lo que podría haberme imaginado de un acontecimiento literario. Si Célebre Editorial no se hubiera cruzado en mi camino habría sido un visitante más. Pero gracias a una alineación astral, puedo contar, desde dentro, mi experiencia, lo que sentí sumergido en el trasiego de las casetas; situado en ese lugar privilegiado desde el que se observa cómo las personas se emocionan al perseguir a sus escritor@s favoritos; rodeado de libros, de palabras y lector@s con una afición común… Hechizado, en definitiva, por la magia de la feria del libro más importante de España.
Necesito gritar “YO HE ESTADO EN LA FERIA DE MADRID 2021 FIRMANDO EJEMPLARES DE SALGADUM”. Quien me conoce, sabe que no lo hago presumiendo ni alardeando de ello. Lo lanzo a los cuatro vientos por el orgullo que siento al haberlo conseguido, después de mas de una década inmerso en un mundo de fantasía, pero también de mucho trabajo y sacrificio. Confieso que se me eriza el vello de los brazos al recordarlo.
Desde que me asignaron el domingo 19 de septiembre para la firma de ejemplares de Salgadum en la caseta 306, a primeros de agosto, he pensado casi constantemente cómo sería ese sitio. Ese momento, ese espacio temporal en el que te pones frente a tu público, un publico soberano que es el que decide en qué lugar queda tu obra. Si en el olvido, como es en la mayoría de los casos, o en la gloria como ocurre una vez cada millón. El no controlar al cien por cien la situación, mi inexperiencia y la propia ilusión hicieron que los nervios de apoderaran de mí.
Las vacaciones de verano llegaron a su fin, y el mes de septiembre avanzó rápidamente hasta el miércoles día 15 cuando, después de dejar a mis hijos en el instituto, salí hacia Madrid. Y es que antes de que llegara mi fin de semana mágico, debía impartir en el INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado) un curso sobre metodologías activas en espacios innovadores de aprendizaje, para compañer@s de toda España. Gracias al espectacular grupo con el que compartí mis experiencias y dinámicas, el curso se desarrolló según lo previsto y fue bien valorado por los asistentes. Desde aquí les envío un fuerte abrazo, pues alguno de los asistentes leerá esta entrada .
El viernes diecisiete por la tarde, visito la Feria del Libro, colas kilométricas que fueron superadas por las del sábado y domingo. Había quedado a comer con Ricard, mi editor. Me disponía a disfrutar del primer momento de relax, desde mi llegada a la capital.
Esa tarde recorrí la feria al menos tres veces, disfrutando del ambiente, escuchando por megafonía quien estaba firmando en esos momentos. Si habéis visitado la página web del evento, los números son asombrosos. Más de trescientas casetas, miles de autores firmando ejemplares, y cientos de miles de personas formando parte de una marea humana de ilusiones. Resulta difícil comprender la paciencia de los que esperan horas para conseguir la dedicatoria deseada. Es algo que emociona.

Esa tarde y en cierto instante se detuvo el tiempo. Había llegado el momento, mi primer ejemplar firmado en la Feria de Madrid. Un jovencito se acercó a la caseta, compró mi novela y Ricard me llamó para que se la dedicara. Ahora que evoco el momento me pregunto ¿quién estaba más emocionado? Si tuviera que apostar, diría que yo. En la imagen se ve al joven propietario de su ejemplar de Salgadum tan contento, una persona desconocida, alguien que venía a visitar la caseta número 306. Por eso motivo, y gracias a la casualidad, guardaré aquella instantánea para siempre en mi retina.
El viernes se acababa y me retiré a descansar a la casa de mi hermano, quien lleva varios años viviendo en la capital y amablemente me ofreció alojamiento. Otro motivo más para recodar esta visita a la feria como una experiencia inolvidable.
Fueron unos días especialmente duros de trabajo, llenos de compromisos y de estrés automovilístico. Pero gracias a esa primera dedicatoria en un ejemplar de Salgadum, todo el cansancio y lo atropellado de la conducción, quedaron olvidados.

El sábado y domingo por la mañana transcurrieron en un abrir y cerrar de ojos, ruta relajada comprando libros y firmando más ejemplares de mi obra. Puedo asegurar que cada una de las dedicatorias que escribo son sentidas y personalizadas al máximo. Quien se lleva ese poquito del autor, plasmado en más de cuatrocientas setenta hojas, se merece el máximo respeto. Y así lo hago, me gusta que la persona que compre Salgadum, comience la aventura al leer la dedicatoria. Ese es el ejercicio que me propongo en cada firma.
Muchos amigos y familiares se acercaron en esas horas, jornadas para disfrutar del momento y momentos para disfrutar de la jornada. No cabía en mí más emoción. Rondaban ya las cinco de la tarde cuando empecé a escuchar por megafonía unos mensajes lanzados al aire “En la caseta 306 firmará ejemplares Omar Fernández, autor de Salgadum”. Nadie me había preparado para poder asimilar ese golpe de euforia. Miles de personas escucharon la locución, infinidad de situaciones se cruzaron con mi nombre y la caja de Pandora se desató dentro de mí.

Mi editor me dijo que pasara dentro de la caseta y estuve a punto de besar el suelo al entrar, como si me dispusiera a jugar la final del campeonato del mundo y estuviera saltando al césped de un estadio abarrotado por miles de personas. Subí el escalón y me dispuse a aguardar a que alguien pidiera mi libro para seguir con las dedicatorias. Muchas personas compraron Salgadum, y todas y cada una de ellas se llevaron consigo la ilusión de un escritor novel que jamás olvidará La Feria del Libro de Madrid de 2021.